A primera vista, la tarea del dibujante naturalista no deja tanto espacio a la interpretación y la creatividad como otros tipos de dibujo, ya que el destino de sus obras suele ser, principalmente, libros y guías de Naturaleza donde el lector pueda identificar lo más fielmente posible al animalito o planta en cuestión. A menudo podría parecer un trabajo mecánico, nada artístico...



Pero, aún en el dudoso caso de que esto fuera cierto, realmente ofrece una valiosa compensación: el privilegio de ser explorador del increible milagro de la más pura belleza, la de la Naturaleza, ¡Artista donde las haya!